El día martes, 2 de junio, más de 250 alumnos y alumnas de escuelas (públicas) rurales y de escuelas (privadas) urbanas que participan de nuestro programa ´Escuelas Amigas` han podido compartir algunos momentos juntos/as, después de ir construyendo lazos de amistad mediante el intercambio de cartas durante varios meses. Aunque este tipo de actividades a primera vista pueda parecer simplemente de recreación y diversión, en el contexto boliviano va mucho más allá: el hecho que niños y niñas que prácticamente pertenecen a dos ´mundos` estrictamente separados puedan compartir algunos juegos, sus comidas y sus ideas implica romper una barrera que se ha construido a lo largo de muchos siglos. Generalmente los niños y niñas del área urbana,y particularmente los y las de escuelas privadas (que pertenecen a la clase media y alta) están llenos/as de prejuicios sobre las comunidades campesino-indígenas, considerando sus representantes personas ignorantes, flojas, etc. Estas apreciaciones equívocas sin duda radican en un notorio desconocimiento de la cultura, de los conocimientos y de los aportes de los pueblos indígenas y de las familias campesinas a la sociedad boliviana.
El Programa ´Escuelas Amigas` que forma parte del reto de construir una Propuesta Educativa Intercultural particularmente para el área urbana, permite a los niños y niñas de la ciudad conocer a niños y niñas del campo, su cultura, su diario vivir, sus preocupaciones y sus intereses. De esta manera, los prejuicios se empiezan a cuestionar, y poco a poco se van sustituyendo por relaciones de comprensión, de respeto, de amistad.
De hecho, es simplemente una semilla - pero tenemos la firme esperanza que vaya germinando y creciendo, de manera que la Bolivia de mañana sea una Bolivia verdaderamente intercultural, en la cual las culturas interactúen en armonia y con respeto mutuo.
El Programa ´Escuelas Amigas` que forma parte del reto de construir una Propuesta Educativa Intercultural particularmente para el área urbana, permite a los niños y niñas de la ciudad conocer a niños y niñas del campo, su cultura, su diario vivir, sus preocupaciones y sus intereses. De esta manera, los prejuicios se empiezan a cuestionar, y poco a poco se van sustituyendo por relaciones de comprensión, de respeto, de amistad.
De hecho, es simplemente una semilla - pero tenemos la firme esperanza que vaya germinando y creciendo, de manera que la Bolivia de mañana sea una Bolivia verdaderamente intercultural, en la cual las culturas interactúen en armonia y con respeto mutuo.
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